Arrancamos con Bancos Comunitarios en Bitto y Mery.

Construye Mundo está arrancando este mes de septiembre el nuevo programa de Bancos Comunitarios como ya informamos en la Asamblea General de primeros de año.

Para esta nueva andadura en nuestra organización, hemos seleccionado dos aldeas como las mejores candidatas para desarrollar esta nueva propuesta: Bitto y Mery, que se sitúan dentro de nuestra área de acción en el departamento de Podor, en la región de San Luís.

Las aldeas seleccionadas han recibido el PRCC, programa de formación que lleva a cabo nuestra contraparte Tostan, lo que significa que están completamente preparadas para desarrollar actividades que promuevan el bienestar socio-económico del beneficiario y toda la comunidad donde vive a través de la gestión de futuras microempresas generadoras de ingresos.

Con el microcrédito se realiza también una pequeña formación de tres días que consiste en técnicas de gestión de fondos, estudios de viabilidad y lluvias de ideas sobre qué labores pueden ser más adecuadas para cada comunidad. Posteriormente, el Comité de Gestión Comunitaria de cada aldea decide la actividad que realizará: pequeños negocios relacionados con la agricultura y la ganadería (avicultura, apicultura, horticultura), elaboración de aceites o jabones, talleres de costura o pequeños comercios de productos básicos. Una vez terminada la formación, se desarrollarán tantas iniciativas como sea posible en base al coste y el capital disponible.

Es el propio CGC el que selecciona a los beneficiarios según su grado de necesidad. Cada pequeño crédito ha de devolverse en un periodo de 6 a 10 meses. El capital se devuelve a un fondo para microcréditos llamado “banque villageoise”, es decir que se crea un pequeño banco comunitario del que todos los habitantes podrán beneficiarse a través de microcréditos rotatorios.

Los objetivos principales por los que nos hemos embarcado en este reto son: aumentar el porcentaje de mujeres implicadas en actividades generadoras de ingresos, apoyar el interés que ha demostrado la mujer por emprender negocios tanto colectivos (cooperativas) como privados, conocer y contribuir al funcionamiento de la economía familiar y a la toma de responsabilidades y promover y facilitar la participación entre los beneficiarios y las entidades bancarias descentralizadas. Al fin y al cabo se trata de apoyar iniciativas económicas locales que sirvan para aumentar la riqueza de las comunidades y su calidad de vida.

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