La Isla de Gorée y otros lugares Patrimonio de la Humanidad

¿Sólo arena rojiza y desierto? Para nada. Hay más. El país en el que desarrollamos nuestros proyectos de cooperación depara infinidad de sorpresas. Muchos conocen únicamente Senegal de oídas por los inmigrantes que viven en España o por el rally París-Dakar. Liberémonos de prejuicios e indaguemos en los aspectos culturales y sociales de Senegal con esta serie de reportajes que se inicia hoy y que publicaremos con cada boletín mensual. En esta primera entrega trataremos los lugares Patrimonio de la Humanidad del país. Sigue leyendo y sorpréndete con la naturaleza y la arquitectura de un trozo de África lleno de colores.

Mar azul, fachadas blancas y amarillas, arena dorada. La Isla de Gorée invita a conectarte con tu yo interior. Está ubicada frente a la capital, Dakar, y fue protagonista de un episodio triste de la historia del país. Éste fue el centro de comercio de esclavos más importante de las costas africanas durante los siglos XV y XIX. Aquí estuvieron portugueses, holandeses, ingleses y, finalmente, franceses. La sobria arquitectura de los barrios de esclavos contrasta con las elegantes mansiones de los mercaderes. Actualmente, la Isla de Gorée es un lugar lleno de paz y relax y un extraordinario sitio para reflexionar sobre el pasado y el presente de Europa y África.

Si quieres seguir investigando en la historia del país, tendrás que visitar otra isla: la de San Luis. Fue la capital de Senegal desde 1872 hasta 1957 y desempeñó un relevante papel cultural y económico en todo África Occidental. Se nota en la elegancia de sus casas con balcones de madera. La singularidad de esta ciudad se debe a su emplazamiento en una isla de la desembocadura del río Senegal, así como a su trazado urbano regular, su complejo de muelles y su arquitectura típicamente colonial.

Y ahora, directos a la naturaleza. Las aves levantan el vuelo y el cielo se llena de colores. El Santuario Nacional de las Aves de Djoudj, situado en el delta del río Senegal, es un humedal de 16.000 hectáreas formado por un gran lago y rodeado de arroyos, charcas y aguas estancadas, que constituye un santuario vital, aunque frágil, para un millón y medio de aves de diversas especies. El color verde del paisaje estalla en el Parque Nacional Niokolo-Koba, situado en una zona de aguas abundantes, a lo largo de las orillas del río Gambia. Este parque alberga bosques y sabanas con animales como alces de Derby (los antílopes más grandes del mundo), chimpancés, leones, leopardos o elefantes. Ideal para un safari.

En ese mismo río podemos visitar los Círculos Megalíticos de Senegambia. Los cuatro conjuntos (Sine Ngayene, Wanar, Wassu y Kerbatch) poseen una concentración de más de 1.000 monumentos diseminados en una franja a lo largo de 350 kilómetros del cauce. Los cuatro conjuntos comprenden 93 círculos de piedra y túmulos funerarios. Alucinante. Es un paisaje sagrado que se ha ido creando a lo largo de más de 1.500 años y que atestigua la existencia de una sociedad próspera y dotada de un alto grado de organización. ¿Ahora miras Senegal con otros ojos?

 

 

 

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